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Una boda, festejos y frustraciones mundialistas
Misha y Nastya decidieron casarse hoy. Luego celebraron en San Petersburgo.
Boda, turismo y mucha euforia por el fútbol se siente en la calles de San Petersburgo, por donde hoy me costó moverme, debido a la gran cantidad de aficionados que ya deambulan en esta ciudad rusa. El peregrinaje de los hinchas inicia sobre la calle Nevsky Prospekt y llega hasta el Fan Fest o hacia el Museo Hermitage.
En tiempo de Mundial la fiebre se desata y las calles de San Petersburgo cada vez se ven más pobladas de aficionados brasileños, ticos, argentinos, peruanos… es una mezcla de naciones bajo la misma sinfonía. En cada rincón hay un viajero orgulloso con los colores de su bandera y aunque no entienden ruso, se la pasan bien.
San Petersburgo ofrece un abanico de destinos a los aficionados, cuando no están viendo fútbol. Uno de ellos es el Palacio Peterhof, a unos 45 minutos en vehículo. Está a orilla del Golfo de Finlandia y es uno de los Patrimonios de la Humanidad llamado Centro Histórico de San Petersburgo.
Todo turista que lo ve queda impresionado y le brillan los ojos. Es tan fascinante incluso para los mismos rusos, como el caso de Misha y Nastya, que decidieron realizarse la sesión de fotos de su boda en este lugar, como un sello imborrable de su amor.
Posaban de una forma y otra tratando de tener muchos ángulos del majestuoso lugar. Se les notaba la emoción y Nastya, que se defiende un poco con el inglés, dijo que se casaron en esta fecha por que “es emocionante conocer a los fanáticos del fútbol”.
El hermoso Palacio Peterhof recibió a miles de turistas esta semana.
Un minuto de silencio…
Cerca de la Catedral del Salvador, en la plaza Konyushennaya, se desarrolló el Fan Fest de San Petersburgo, con tres pantallas para los aficionados.
Lo más curioso es que hubo un minuto de silencio para los pocos aficionados argentinos que se acercaron con la ilusión de ver ganar a su equipo, pero que se fueron humillados luego de ver el 3-0 que les metió la Croacia de Luka Modric. Lukita para los más cercanos.
Aficionados en el Fan Fest de San Petersburgo, donde vieron la derrota de Argentina ante Croacia.
Eran pocos los argentinos en el Fan Fest, pero estaban evidentemente frustrados y ocultaban sus camisas bajo los abrigos. Se fueron en silencio, contrario a como llegaron.
Dependen de uno solo, de Messi claro. “Pero si no hay nadie que le ayude no pueden hacer nada”, analizaba Gustavo Ortíz, quien lleva más de 20 años dándole seguimiento a la selección albiceleste como fotoperiodista.
Desde el Fan Fest se sentían más los nervios y aunque había mucha gente al final no fue posible gritar más. El minuto de silencio por los argentinos se impuso.