Corrían las 4:00 de la tarde en Rusia. Faltaban pocas horas para el partido de semifinales entre Inglaterra y Croacia en el templo de fútbol de Moscú, el estadio Luzhniki. Más que un juego, era un derroche de emociones, una batalla en la que el ganador llegaría a la gran final de la Copa del Mundo en Rusia.
Los aficionados se acercaban de manera pausada, pero muy identificados con los colores de su selección. No suelen ser muy ruidosos en los alrededores del estadio, no brindan espectáculo previo. Sus energías las llevan para gastarlas en el escenario deportivo.
No visten atuendos pomposos, visten con orgullo y temple la camiseta de su país, llegan a la hora de la cita y rápido se dirigen al lugar. Al igual que Grupo LPG, que corre hacia el asiento en tribuna donde se harán las fotografías.
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Comienzan los himnos y los aplausos hacia las selecciones. Comienzan los nervios de todo el público, los jugadores deben estar con calma y concentrados en el juego. Las aficiones están ubicadas atrás de las metas. Unos tres mil seguidores de cada selección. Si, solo los que son ingleses y croatas. No hay muchos aficionados de otros países, salvo algunos colados porque ya tenían entradas para ese partido.
Durante el juego los ingleses coreaban “England” y luego la lluvia de aplauso al unísono. A un mismo ritmo y sincronía. Eran los que estaban empujando y dando más energías al equipo. Las camisas a cuadros en la otra meta también empujaban de manera enérgica a su selección.
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La avalancha de ánimos y de apoyo venía desde atrás de cada una de las metas. El resto solo disfruta del buen fútbol y del Mundial. Era un ir y venir de cada uno de los jugadores y los aficionados.
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Pero el silencio de los ingleses se apoderó cuando Mario Mandzukic anotó el segundo gol. Y los aficionados que asistieron al Luzhniki observaban la gesta que estaba logrando Croacia.
Los minutos avanzaron y ese júbilo por parte de los croatas abrazaba el sentimiento de estar en la final. No así los ingleses. Allá en el fondo se agachaba Harry Kane con lamentos de no poder acceder a la final. El público igual. Todo un silencio.
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Los ingleses brindaron un reconocimiento de respeto frente a su gente a su público por unos 20 minutos. Se fueron cerca de la meta donde se ubicaban los ingleses. Ambos aceptaron la derrota y el público coreó sus cánticos en señal de aceptación del trabajo realizado por la selección de los tres leones.
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