Matías Amaya luce agotado, con un look de naufrago y barba de profeta, pero feliz. Feliz porque está en el corazón no sólo de Rusia, sino del planeta, porque en eso se convertirá Moscú en las próximas horas. Y agotado porque para venir acá debió, durante cuatro años, recorrer 37 países y 80 mil kilómetros con un equipaje de 90 kilos en su bicicleta.
No pudo terminar su aventura en un día mejor: 12 de junio, justo cuando se celebra el Día de Rusia. “Me siento muy feliz de haber llegado a Moscú y poder compartirlo con la familia, con todas las personas que me han seguido a través de internet… sin ellos no lo hubiese logrado, por eso todo el cariño para ellos”, me dijo mientras la gente le aplaudía a su paso por la calle Teatralnaya Square, rodeado de fotógrafos y personas que buscaban la foto para el recuerdo.
Matías viene desde San Juan, Argentina. Tomó la decisión de emprender este viaje justo cuando Brasil 2014 terminaba. “Ahí mismo, en Brasil (adonde también había llegado bicicleteando), tomé la decisión de no volver a casa y tomar mi viaje hacia Rusia 2018”, recuerda.
En su recorrido pasó por El Salvador, y no le quedamos mal. “Fue muy lindo, la pasé bien en ese lugar”, expresó este campeón de la carretera, que sostiene que no necesita llevar dinero en sus bolsillos porque la generosidad de la gente le basta para encontrar cobijo y comida.